En los últimos años, Morelos ha enfrentado una serie de problemas relacionados con la disponibilidad del agua: conflictos sociales en la región alta y Cuautla, así como, un futuro que depende de una administración eficiente.
La creciente población, urbanización y cambio climático ejercen presión cada vez mayor sobre los recursos hídricos de la región, lo que ha llevado a una situación crítica en varias zonas, principalmente en la Heroica, donde la disponibilidad del agua llegó a un punto sin retorno.
“Los efectos del cambio climático tienen una implicación, sí hay una disminución medida de la precipitación y de la disponibilidad natural del agua, pero el impacto mayor es generado por una mala administración del recurso hídrico que se tiene, tanto en la cuenca como en el acuífero, un uso ineficiente que se está haciendo por parte de los diferentes usuarios”, explica Juan Carlos Valencia Vargas, catedrático de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y también director general de Aquator, dedicada a la consultoría y desarrollo de infraestructura hidráulica.
¿Tenemos razón para temer?
A mediados de febrero, los trabajos de perforación de la sucursal de Cuautla de la embotelladora Coca-Cola encendieron las alarmas entre los habitantes de la zona, quienes criticaron dicha acción por la escasez de agua que enfrenta el río.
Ciertamente, el temor de la población a que llegue un momento en que no haya más agua en el río está bien fundado, según explica el especialista:
“Como hay más población, aunque tenemos la misma cantidad de agua, se siente menos disponibilidad, la gente lo percibe así, porque se tiene que dividir. Sin duda, el crecimiento de la demanda ha traído una mayor escasez, sobre todo en estos tiempos: tenemos la mitad del año húmedo y la otra mitad está seco, y ahorita estamos en la mitad seca. Eso ha aparejado una escasez que cada vez se siente más difícil, más severa, así que hay algo de razón en el miedo de la gente de que algún día no pueda satisfacer sus necesidades de agua”, explica Valencia Vargas.
Morelos tiene dos fuentes de agua disponibles: las superficiales, provenientes de los ríos, y las subterráneas, que en Morelos llegan desde los cuatro mantos acuíferos de Cuernavaca, Cuautla-Yautepec, Zacatepec y Tepalcingo-Axochiapan.
Desde hace varios años, el de Cuautla-Yautepec llegó a su tope de disponibilidad. Toda el agua que emana de él está destinada para un uso, por lo que una sola concesión más podría tener consecuencias negativas: “Ya no tiene disponibilidad para nuevos aprovechamientos, tampoco. O sea que la única forma de hacer uso del agua de ese acuífero es para aquellos que ya tienen una concesión o una asignación proveniente, o bien que consiguen los derechos de alguien más para procurar un nuevo pozo”, explica Valencia.
Lo mismo pasa con el río Cuautla, donde las concesiones llegaron a su límite y la mala administración del recurso, a la que adhiere una infraestructura deficiente, sigue amenazando la disponibilidad del agua en los hogares. Además, el cambio climático es otra realidad innegable, con sequías más frecuentes y prolongadas año con año.
Los conflictos
La necesidad del agua y la preocupación por su disponibilidad en el futuro ha dado pie a varios conflictos y disputas en los últimos años: en la región de Los Altos de Morelos los manantiales que surten a los municipios de Tetela del Volcán y el actual municipio indígena de Hueyapan ha generado varios encuentros entre las comunidades cercanas al Popocatépetl, donde los habitantes suministran agua a sus hogares mediante un mecanismo de presión natural, por medio de mangueras.
Durante el proceso de municipalización de Hueyapan, que se concretó en 2022 a pesar de haberse publicado oficialmente en 2019, la pelea por el recurso supuso un conflicto territorial que derivó en dos controversias constitucionales ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), una promovida por Tetela del Volcán y otra por Tochimilco, Puebla.
Aunque el órgano supremo le dio la razón a Hueyapan en ambos casos, los propios habitantes consideran que el conflicto podría resurgir en cualquier momento: “El agua siempre ha sido un motivo de disputa en esta región del estado, pero confiamos que haya tranquilidad”, dice Guillermina Maya Rendón, vocera del Concejo Municipal Indígena de Hueyapan.
En la región oriente la construcción de la planta termoeléctrica de Huexca y el Proyecto Integral Morelos (PIM), a partir de 2012, sigue alarmando a los campesinos de Ayala, principalmente, quienes insisten que año con año la cantidad de agua que llega a sus cultivos disminuye:
“Nos llega un hilito, aunque el gobierno niega que la termo nos vaya a dejar sin agua”, lamenta Domingo Leal, agricultor del ejido de Tecomalco. De acuerdo con Juan Carlos Valencia, la disminución natural del recurso podría ser atendida a través de mejores infraestructuras en el suministro, una cultura de ahorro y cuidado entre la ciudadanía y mejores decisiones de los encargados de los sistemas operadores de agua potable. La realidad, sin embargo, es otra: la mayoría de ellos carece de experiencia en el rubro.
“Es necesario profesionalizar el servicio público del agua. No es posible que el ochenta por ciento de los directores, nombrados por el titular del ejecutivo municipal, no hayan tenido ninguna experiencia en los organismos operadores. No pueden descargar una responsabilidad tan serie en gente incapaz”, remata.
Fuente: El Sol de Cuautla