Un nuevo estudio realizado por la Universidad de Leicester revela que las personas que caminan rápidamente podrían vivir hasta 15 años más que aquellas que prefieren un ritmo más pausado. Esta investigación, publicada en Mayo Clinic Proceedings, analizó datos de 474,919 personas del Biobanco del Reino Unido con una edad promedio de 52 años, evaluando los efectos de la velocidad al caminar en la longevidad.
Caminar Rápido: Un Factor Clave para la Longevidad
El estudio encontró que, en promedio, las mujeres que caminaban rápido alcanzaban una esperanza de vida de entre 86.7 y 87.8 años, mientras que aquellas que caminaban lentamente promediaban 72.4 años. Para los hombres, los caminantes rápidos presentaban una expectativa de vida de 85.2 a 86.8 años, mientras que los hombres que caminaban despacio promediaban apenas 64.8 años.
El Dr. Tom Yates, profesor de actividad física de la Universidad de Leicester, explicó que estos resultados podrían ayudar a los médicos a enfocar mejor sus recomendaciones de salud. “La velocidad al caminar puede utilizarse como un indicador sencillo para evaluar la salud general de los pacientes junto con otros estudios”, señaló Yates. Agregó que esta práctica podría prescribirse para mejorar la salud de aquellos que buscan aumentar su longevidad.
La Salud Más Allá del Peso Corporal
Francesco Zaccardi, epidemiólogo clínico y coautor del estudio, resaltó la importancia de comunicar estos hallazgos en términos de esperanza de vida en lugar de “riesgo relativo”. Según Zaccardi, esto facilita la comprensión del impacto que la velocidad al caminar y la condición física tienen en comparación con el índice de masa corporal.
Este estudio añade peso a investigaciones previas que asocian la velocidad al caminar con la esperanza de vida y la salud cardiovascular, sugiriendo que caminar más rápido podría ser una recomendación médica sencilla y efectiva para mejorar la salud en general.