La travesía del cempasúchil en Cuautla: Del campo a las ofrendas del Día de Muertos

El característico color naranja de la flor de cempasúchil, conocido también como la “flor de los veinte pétalos”, comienza su viaje desde los campos de Peña Flores, en Cuautla, hasta adornar los altares en todo México para el Día de Muertos. A pesar de que Morelos no es el principal productor de esta flor, la tradición y el esfuerzo de pequeños agricultores, como Mario Antonio Tajonar, han logrado que esta región se posicione en el mapa nacional como productora de cempasúchil.

Mario, quien dirige el Vivero Tajonar, se ha dedicado durante los últimos cuatro años a la producción de esta flor en su comunidad. “Es un orgullo ser productor de cempasúchil, una flor que juega un papel fundamental en nuestras celebraciones de Día de Muertos”, dice Mario con orgullo. Desde la germinación en julio hasta la cosecha en octubre, la flor atraviesa un proceso que, aunque laborioso, es recompensado al ver cómo adorna las ofrendas y cementerios en todo el país.

El cempasúchil es una planta que, según la tradición prehispánica, ayudaba a guiar a las almas de los difuntos hacia el mundo de los vivos, su aroma y su color brillando como un faro en los altares. La leyenda de Xóchitl y Huitzilin, dos amantes mexicas, alimenta aún más la magia de esta flor, pues se cree que mientras los colibríes visiten los cultivos de cempasúchil, los enamorados seguirán unidos.

La producción de cempasúchil no es tarea fácil. Tajonar explica que la planta requiere de riego diario y atención constante para evitar enfermedades como la “cenicilla”, un hongo que puede destruir toda una cosecha en cuestión de días. A pesar de estos desafíos, los productores locales han encontrado una vía comercial para que su cempasúchil llegue más allá de Cuautla, abarcando estados tan lejanos como Ensenada y Oaxaca.

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Las ventas de esta flor inician desde los primeros días de octubre, cuando las familias empiezan a preparar sus hogares y ofrendas, envolviendo todo en el inconfundible aroma y color del cempasúchil. La flor de los muertos, nacida del esfuerzo de agricultores como Mario, florece no solo en el campo, sino también en la memoria y las tradiciones de México.

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