De la política Covid 0 (con restricciones tan severas que provocaron la protesta social), el gobierno chino pasó a dar libertad casi total a sus ciudadanos y ello tradujo durante este mes de diciembre en un estallido de infecciones que, según diversas informaciones de medios internacionales, colapsa hospitales y provoca escasez de algunos medicamentos.
Según la BBC, China admite una media de 5.000 infecciones diarias “pero los analistas dicen que esos números están muy subestimados y que el número diario de casos puede estar más cerca del millón”.
Un detalle que expresa claramente la extensión de la Covid en China es el que se proporcionó desde Italia. Según publicaron medios como Bloomberg citando al Ministerio de Sanidad, los resultados de las pruebas a viajeros chinos realizadas en los aeropuertos italianos arrojaron un escalofriante dato: el 50% llegaban a Europa infectados.
Medios como CNBC se hicieron eco de un cálculo realizado por el Instituto de Métricas y Evaluación de Salud (IHME) con sede en EE. UU., que pronostica un millón de muertos hasta 2023. El gobierno chino no está ofreciendo datos de fallecidos.
Vistas las imágenes de hospitales saturados en China y los preocupantes datos, países como Estados Unidos o Italia ya anunciaron que exigirán un test de Covid a los ciudadanos chinos que quieran pisar su territorio.
China había anunciado que a partir del 8 de enero de 2023 abriría sus fronteras para viajar sin restricciones, eliminaría cuarentenas y todo volvería a la normalidad prepandémica.
Pero con tan masiva cifra de contagios, expertos del mundo se plantean si hay un peligro serio en que las infecciones chinas se expandan por el planeta.
Bloomberg titulaba el 21 de diciembre: ‘El tsunami de Covid en China podría desencadenar una nueva variante peligrosa que infecte al mundo’. Ese es el gran miedo de la comunidad científica.
El gobierno chino, según recogió France 24, habló de “exageración, difamación y manipulación política” por parte de los medios occidentales.
Lo que distintos medios dibujan de la situación china (hospitales saturados, morgues repletas de cadáveres, falta de medicinas…) se parece demasiado a cómo fue el principio de la pandemia en otros países.
No obstante, la vacunación masiva marca la diferencia. Incluso en China, aunque su vacuna (según algunos expertos) tenga menor efectividad, hay un cierto grado de protección.
Para los chinos, 2023 comenzará con una coyuntura sanitaria difícil. Ahora el temor es que el resto del planeta vuelva a la casilla de salida de la pandemia.
Pero el mundo no es el mismo que afrontó la primera ola de coronavirus: ahora se sabe cómo se transmite, hay test suficientes para detectarlo, algunos tratamientos que pueden frenar la letalidad y, sobre todo, las vacunas, que quizá puedan ser adaptadas si hay una nueva variante.
Eso si, otra vez podría demostrarse, si el virus vuelve a expandirse por todo el planeta, la incapacidad de una sociedad globalizada para encerrar en un territorio lo que supone un brote o enfermedad.
Los avances científicos, la confianza en los sistemas sanitarios y la capacidad de resistencia del ser humano son los elementos que permiten ver este giro de guion en la historia de la pandemia como un capítulo que podrá ser superado.