La flor de cempasúchil, un ícono de Día de Muertos
Famosa por su intenso color amarillo y por su tradicional uso en las ofrendas de Día de Muertos, esta planta es un ícono de México en el mundo. ¡Conoce sus orígenes y diferentes aplicaciones!
La Cempasuchil es la flor predilecta para acompañar a los difuntos en las ofrendas y para ser llevada a las tumbas de los cementerios mexicanos.
Esta flor tiene 3 mil años de haber sido domesticada y su nombre viene del vocablo náhuatl Cempoalxóchitl que significa “veinte flores” (cempoalli, veinte y xóchitl, flor).
La planta de la cual brota puede llegar a alcanzar más de un metro de altura siendo México su país de origen donde se le encuentra en forma silvestre y cultivada.
Asimismo los estados de Puebla, Oaxaca y el Estado de México encabezan la producción de la cempasúshil que sólo florece después de la época de lluvias, ocurriendo esto entre los meses de agosto a noviembre.
En México se le encuentra distribuida en toda la República, ya que es una planta muy popular dada su milenaria utilización con fines ceremoniales en las fiestas de “todos santos· y “los fieles difuntos” el 1 y 2 de noviembre.
Por esta razón se le nombra comúnmente como “flor de muerto”, pero en cada región y etnia recibe otros nombres específicos.
Orígenes de la Cempasuchil
De acuerdo con las fuentes históricas , los pobladores prehispánicos de Malinalco utilizaban una pequeña flor amarilla para honrar a sus muertos, pues consideraban que sus pétalos guardaban el calor de los rayos solares.
Los Mexicas adoptaron dicha costumbre, pero mejoraron la especie hasta hacer de aquella pequeña flor una con muchos más pétalos: el cempasúchil.
La referencia más antigua de esta flor se encuentra en el Códice Florentino, del siglo XVI.
El cronista Francisco del Paso y Troncoso (1988) señala que los indios acostumbraban ofrecer numerosas flores a sus dioses en sus fiestas.
Era expresión de grandeza presentarse con ramilletes en las manos; y como signo de respeto ofrecían ramilletes, guirnaldas y collares de flores a las personas de autoridad.
Necesitaban los nobles, por lo mismo, tener una provisión incesante de flores.
De las festividades en que se usaba el cempoalxóchitl en aquella época, la correspondiente al undécimo mes, ochpaniztli, era especialmente grande e importante y dedicada a la madre de los dioses Teteuinna o Tuci, que significaba abuela.
Durante la fiesta, en los primeros días del mes, la flor cempoalxóchitl, en abundancia, adornaba y alegraba el evento (Códice Florentino, tomo 1).
Esta festividad coincide con los días en que actualmente se celebra el culto a los muertos, lo cual hace pensar en una clara continuidad cultural de las costumbres e ideas vigentes antes de la conquista.
De igual manera los mexicas usaron el cempasúchil para empolvar la cara de los prisioneros antes de ser sacrificados y de esta forma no sintieran la muerte.
También las flores de cempasúchil estaban consagradas a Xochiquétzal, deidad de la belleza, las flores, el amor, el placer amoroso y las artes.
La flor del muerto
La tradición marca hacer senderos con las flores de cempasuchil, los cuales se hacían desde el camino principal o vereda hasta el altar de la casa, con el fin de guiar a las almas hacia los altares, especialmente durante la noche.
Sus pétalos guardaban el calor del sol e iluminaban el camino de regreso a los difuntos.