Se ha hecho viral el caso de un empleado de un consorcio de alimentos en Chile que recibió por error, de parte de la empresa donde trabajaba, la cantidad de 165 millones de pesos chilenos, lo cuál equivale a más de 3.8 millones de pesos mexicanos o 186 mil dólares estadounidenses.
El accidente ocurrió debido a un error de recursos humanos, quienes depositaron a la nómina quincenal del empleado del Consorcio Industrial de Alimentos (Cial) un “bono extra” que no le correspondía.
Cuando el hombre cayó en cuenta de su saldo disponible en el cajero automático creyó que se trataba de un error de lectura, pero no fue así. Pasaron las horas y la cantidad equivalente a 3 millones 779 mil pesos mexicanos seguía ahí.
Lo que pasó a continuación es que el empleado decidió hacerse de la vista gorda y asumir que el dinero ya era suyo. Sin embargo, a los pocos días empresa se dio cuenta del depósito por error y se comunicó con el sujeto para pedirle que devolviera el dinero.
“Se le informó y aclaró que ese dinero no correspondía al pago de ningún servicio”, se detalló en la acción judicial, de acuerdo con información difundida por Tele13.
El empleado tenía la responsabilidad de ir a la sucursal bancaria para devolver los millones que le habían depositado por error pero para sorpresa de la empresa, él nunca apareció y lo que provocó preocupación.
La empresa procedió a llamarlo todas las veces que pudieron, pero el empleado incluso llegó a afirmar que no escuchaba porque se había quedado dormido. A los pocos días, un abogado representante del empleado se presentó a la empresa y declaró que su defendido no veía obligatorio devolver el dinero pues el error no había sido suyo.
Posteriormente entregó una carta de renuncia voluntaria y decidió quedarse con los millones de pesos. El empleado no volvió a aparecer ni por el banco ni por su lugar de trabajo. La empresa Cial decidió demandar al empleado por “apropiación indebida” ante un juzgado. La empresa aseguró que un error no tenía que ser razón para que el hombre de quedara el dinero e insistieron en que, el ahora exempleado, estaba obligado a devolver el dinero a sus dueños legítimos